viernes, 24 de abril de 2015

3.2 Relación entre moral pre-moderna y moderna

Pues como sabemos la moral se basa en decisiones individuales, nadie decide por nadie si de moral se trata, la moral va a ser un conjunto de normas, valores y creencias existentes y aceptadas en una sociedad que sirven de modelo de conducta y valoración para establecer lo que está bien o está mal. Esta palabra procede del latín morālis, derivada del término latino mos, moris ‘costumbre’.


Si nos referimos a la  moral pre-moderna  podemos encontrar aspectos que datan desde la época de la edad media y quizás unos años más atrás, uno de estos rasgos que hasta nuestros días es bien evidente es el abuso hacia las mujeres, ya que hay países en los que el maltrato hacia el sexo femenino es muy grande, así como  esto hay más características de dicha moral que aún siguen siendo practicadas en el mundo,  otro caso es el tema del aborto el cual es estrictamente regulado por las diferentes religiones, también a esto le podemos sumar los diferentes castigos que ciertos pueblos del mundo utilizan con las personas que infringen la ley un ejemplo de ello son los que se dan en algunos países como Guatemala y Perú, en los que azotan a las personas por haber cometido algún delito.
En la Modernidad, el hombre comenzó a rescatar su bien merecida libertad; ganó su subjetividad; pero perdió aprecio por la objetividad: ya no creyó que podía llegar a las cosas mismas, a los objetos y que el pensamiento podía regirse por ellos. Se ha desencantado de “la realidad en sí misma”. La realidad terminó siendo un constructo: construida con la tecnología, a su semejanza, fue perdiendo sentido. Se convirtió en un medio o utilidad sin que quedara claro para qué fin (utilitarismo). Los fines no podían ser otros que la inmediatez del gozo (sensato, sensual y cómodo) de la vida, logrado con el ahorro, el trabajo y la previsión.

Con la moral pre-moderna, las grandes ideas (o imaginario social estructurante de la Modernidad) como “realidad”, “verdad”, “objetividad”, “justicia”, valiosas en sí mismas, han muerto: están aún presentes como residuos de la Modernidad, pero están muertas; no pocos las desean aún, pero no influyen para vitalizar la vida social posmoderna de las personas. La realidad se ha “virtualizado”; se hizo imagen, pantalla, fachada. La verdad es un recuerdo; la objetividad (el conocimiento de los objetos o acontecimientos, como ellos son en sí mismos), se ha convertido en una ilusión o -a lo más- en un deseo; la justicia solo cabe recordarla ante la corrupción mafiosa creciente y desvergonzada.

Con todo esto, decimos que la moral de las sociedades cambia a medida que cambian las relaciones entre los seres humanos. Si se admite como válida una relación de dominación de un hombre sobre otro, de una clase social sobre otra, de un país sobre otro, de una sociedad sobre otra, no queda más que aceptar la idea de que la moral imperante en esa sociedad, será la moral del dominador, la moral del esclavista, la moral de la clase dominante, del país colonizador.


Si se trata de establecer una comparación entre ambas morales, resulta un tanto difícil ya que la moral pre-moderna pues nos vuelve un tanto más conservadores, más religiosos, más aplicados a muchas cosas mientras que la moral actual pues se pierden algunas costumbres, algunas aplicaciones de ciertos valores y como se puede apreciar en la actualidad se da mucho el liberalismo.

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