Los antiguos egipcios tenían decenas de deidades y guardianes
protectores del "mundo invisible". Con el tiempo, la civilización
egipcia alcanzaría un nivel tal de politeísmo, que llegarían a contarse entre
ellos más de 750 dioses y otras fuerzas divinas que elevarían a cantidades
asombrosas tal proliferación de paganismo e idolatría. Cómo sabemos estas
deidades evocaban a los Ángeles rebeldes antediluvianos quienes actuaron como
dioses en contacto directo con los hombres.
Akenatón estuvo casado con la bella Nefertiti, accedió al trono a los 18 años. En el quinto año de su
reinado decidió romper con el orden establecido, imponiendo la nueva religión y
cambiando su propio nombre de Amenofis por el de Akenatón (el que es grato a
Atón); la capital fue trasladada a una ciudad nueva, Akenatón (Tell-el-Amarna),
situada a medio camino entre las dos capitales tradicionales del Imperio, Tebas
(en el Alto Egipto) y Menfis (en el Bajo Egipto).
Cuando el culto de Amón-Ra se había afianzado en el Egipto tebano, y el
sacerdocio de Amón empezaba a contar con gran influencia, el nuevo monarca,
Akenatón, para sorpresa de todos, comienza una gran reforma teológica en
Egipto. Akenatón constituiría, según algunos, el primer gran intento por
implantar una religión monoteísta en el Egipto infestado de dioses. Sí, este
rey comienza a borrar y a eliminar decenas de los grabados e imágenes
pertenecientes a muchas divinidades egipcias. Incluso suprimió el culto a
Amón-Ra, sosteniendo con las castas sacerdotales de Amón una gran lucha.
Finalmente venció, y borró el nombre de Amón de todos los templos y monumentos
egipcios. Akenatón estrenó entonces al pueblo egipcio, una nueva revelación,
una nueva divinidad, llamada Atón. Esta "suprema revelación" sería el
único dios al que los egipcios deberían adorar.
Aunque muchos egiptólogos han alegado que la reforma de Akenatón no
constituía en realidad una manifestación de monoteísmo, ya que la expresión del
nuevo dios era en realidad la fusión de otras deidades, el punto es que Akenatón
si hizo un gran esfuerzo por eliminar el poder de muchos dioses, incluyendo al
extraño Amón. Tal vez su reforma no sería como la del rey judío Josias, qu
ién muchos siglos después restituiría la adoración correcta a su país. Pero esto se debe a que Josias trajo de vuelta la adoración verdadera a un pueblo que ya tenía esos orígenes monoteístas. En cambio, Akenatón, intentó implantar una nueva revelación a un pueblo que nunca había adorado a un solo dios. Esto hace que Akenatón no intentara hacerlo de golpe, sino gradualmente. Para ello no podía eliminar inmediatamente todo concepto pagano de la mente de una cultura tan politeísta, sino que de una manera inteligente, fusionó o redujo muchas ideas a una sola. Atón, el único dios, constituiría un esfuerzo por sanear las mentes egipcias y conducirlas a la posterior revelación de un Padre Universal, (él pretendía posteriormente llevarlos a otra fase de enseñanza que nunca se concretó por el complot de las fuerzas oscuras: él deseaba mostrarles al Padre) pero los planes de Akenatón se verían truncados.
Aquella reforma provocó una honda crisis económica, al desorganizar las
actividades que giraban en torno a los templos locales y absorber grandes
recursos para la construcción de la nueva capital y los templos de Atón; la
centralización económica consiguiente a la expropiación de los templos se vio
acompañada de corrupción y caos en la gestión. Absorbido por las dificultades internas,
Akenatón descuidó la acción exterior, permitiendo que creciera en Oriente Medio
la influencia de los hititas en detrimento de la de Egipto.
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