viernes, 20 de febrero de 2015

8. ¿Qué tipo de fe queremos?

Resulta un tanto difícil decir con exactitud, “esta fe es la que más conviene”, o “esta fe es con la que me siento más a gusto o conforme” en mi caso por ejemplo soy creyente del catolicismo pero existen diversidades de cosas dentro de la religión con la que no estoy de acuerdo, ahora bien, son cosas que se dan al igual o peor a veces en otras religiones, no es que este defendiendo el catolicismo sino más bien comparando, no comparto la idea que un hombre le cuente sus “Pecados” a otro hombre, hasta la misma biblia si nos aplicamos dice “Maldito el hombre que confíe en otro hombre” un sacerdote por mucha preparación que tenga no le quita lo de ser hombre y así pudiera mencionar muchas cosas con las que muchas personas se sienten a disgustas de esta religión, soy practicante porque es la que mis padres me inculcaron, tengo muy en claro que religión no te salva si serás salvo será por los frutos que coseches; pero es importante hablar más bien de la fe que quisiéramos…

… Fuera bueno que existiera una fe donde Dios nunca deje de ser un misterio, el Inefable; donde nadie pretenda tenerlo encerrado dentro de ningún dogma o concepto humano; donde todos puedan acercarse a él con auténtica libertad compartiendo sus experiencias sin miedo a ser ridiculizados ni menospreciados, por muy diferentes que estas puedan resultar, también una fe donde Dios pueda ser identificado como una Presencia de Amor, de Compasión, de Libertad, de Justicia y de Verdad, una fe donde cada uno pueda sentirse plenamente aceptado como persona; y donde todos anhelen aceptar plenamente a los demás como personas. Esto con el fin de aceptar a todas las ideologías sexual, de verlos a todos por iguales y que esa religión se encargue de la equidad, una fe o una religión donde todos sus miembros abran sus brazos en actitud de bienvenida a todo aquel que desee formar parte de la comunidad, sin discriminación alguna de sexo, estado, etnia, inclinación o cultura.

Pienso que sería excelente una fe donde cada uno pueda sentirse plenamente aceptado como persona; y donde todos anhelen aceptar plenamente a los demás como personas. Una fe donde todos puedan tener su lugar de encuentro, su rincón de reflexión, su espacio de solidaridad, su terreno de aceptación; donde cada uno pueda compartir con libertad las experiencias de su fe y las conclusiones de sus pensamientos; y donde todos puedan participar en un intento conjunto de discernir la Voz de Jesús.

Seguir una religión que les pueda ser de estímulo a hombres y mujeres de nuestro siglo y en nuestra cultura; que nos traduzca con fidelidad aquello que fundamentó la fe en los tiempos y en la cultura de los apóstoles, para que sirva también de fundamento en nuestros tiempos y en nuestras culturas. Si se pudiera también una fe que fomente la hermandad con todas aquellas personas u organizaciones que caminen tras los pasos de Jesús, o que luchen con medios pacíficos por un mundo mejor, más justo y más igualitario.


A todo esto compartiendo la forma de pensar de “Marvin Aguilar” cuán importante fuera una fe que de soluciones humanas a problemas humanos, no dejarle todo a Dios, no dejar todo a rezar, orar y pedirle al creador, una fe que si me encuentro en una dificultad me diga esto debes hacer.

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