Resulta un tanto difícil
decir con exactitud, “esta fe es la que más conviene”, o “esta fe es con la que
me siento más a gusto o conforme” en mi caso por ejemplo soy creyente del
catolicismo pero existen diversidades de cosas dentro de la religión con la que
no estoy de acuerdo, ahora bien, son cosas que se dan al igual o peor a veces
en otras religiones, no es que este defendiendo el catolicismo sino más bien
comparando, no comparto la idea que un hombre le cuente sus “Pecados” a otro
hombre, hasta la misma biblia si nos aplicamos dice “Maldito el hombre que
confíe en otro hombre” un sacerdote por mucha preparación que tenga no le quita
lo de ser hombre y así pudiera mencionar muchas cosas con las que muchas
personas se sienten a disgustas de esta religión, soy practicante porque es la que
mis padres me inculcaron, tengo muy en claro que religión no te salva si serás
salvo será por los frutos que coseches; pero es importante hablar más bien de
la fe que quisiéramos…
… Fuera bueno que existiera
una fe donde Dios nunca deje de ser un misterio, el Inefable; donde nadie
pretenda tenerlo encerrado dentro de ningún dogma o concepto humano; donde
todos puedan acercarse a él con auténtica libertad compartiendo sus
experiencias sin miedo a ser ridiculizados ni menospreciados, por muy
diferentes que estas puedan resultar, también una fe donde Dios pueda ser
identificado como una Presencia de Amor, de Compasión, de Libertad, de Justicia
y de Verdad, una fe donde cada uno pueda sentirse plenamente aceptado como
persona; y donde todos anhelen aceptar plenamente a los demás como personas. Esto
con el fin de aceptar a todas las ideologías sexual, de verlos a todos por
iguales y que esa religión se encargue de la equidad, una fe o una religión donde
todos sus miembros abran sus brazos en actitud de bienvenida a todo aquel que
desee formar parte de la comunidad, sin discriminación alguna de sexo, estado,
etnia, inclinación o cultura.
Pienso que sería excelente
una fe donde cada uno pueda sentirse plenamente aceptado como persona; y donde
todos anhelen aceptar plenamente a los demás como personas. Una fe donde todos
puedan tener su lugar de encuentro, su rincón de reflexión, su espacio de
solidaridad, su terreno de aceptación; donde cada uno pueda compartir con
libertad las experiencias de su fe y las conclusiones de sus pensamientos; y
donde todos puedan participar en un intento conjunto de discernir la Voz de
Jesús.
Seguir una religión que les
pueda ser de estímulo a hombres y mujeres de nuestro siglo y en nuestra
cultura; que nos traduzca con fidelidad aquello que fundamentó la fe en los
tiempos y en la cultura de los apóstoles, para que sirva también de fundamento
en nuestros tiempos y en nuestras culturas. Si se pudiera también una fe
que fomente la hermandad con todas aquellas personas u organizaciones que
caminen tras los pasos de Jesús, o que luchen con medios pacíficos por un mundo
mejor, más justo y más igualitario.
A todo esto compartiendo la
forma de pensar de “Marvin Aguilar” cuán importante fuera una fe que de
soluciones humanas a problemas humanos, no dejarle todo a Dios, no dejar todo a
rezar, orar y pedirle al creador, una fe que si me encuentro en una dificultad me
diga esto debes hacer.
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